Enfrentando la pérdida de un embarazo: cómo ayudar a los niños

Líderes de Niños Padres

Mi hijo tenía 10 años aquel día que lo encontré llorando en su cuarto. Todo parecía ir bien ese día; pero ¿por qué podría estar triste? Me senté a su lado y le pregunté qué le pasaba. Su respuesta me sorprendió mucho. Me dijo que estaba pensando en su hermano que está en el cielo y nunca pudo conocer. Dijo que él quería tenerlo cerca para jugar con él. Esa fue la primera vez que lo vi llorar por el bebé que perdí cuando apenas él tenía un año. Sin embargo, no ha sido la única.

Los niños procesan la información de una forma muy diferente a como lo hacen los adultos. En las etapas tempranas de la niñez es difícil para ellos entender conceptos como el alma, el cielo o la muerte, sin embargo, es importante hacerlos parte de los procesos que atraviesa la familia. Aunque no lo expresen, ellos saben que algo diferente está sucediendo y rápidamente pueden percibir cuando el ambiente o las emociones en los adultos cambian.

¿Cómo podemos ayudarlos en este proceso?

Habla su idioma

La conversación sobre la pérdida y lo que está pasando en la familia es necesaria. Hazlo teniendo en cuenta que no es lo mismo explicar estos conceptos a un niño de 2 años que a un niño de 12. Es importante saber cómo presentarlo de una manera clara y de acuerdo con su capacidad.

Escucha

Tómate el tiempo de escucharlo. Pregunta cómo se siente. Pregunta qué no entiende, qué quisiera que pase. Silencia toda distracción y escucha. Probablemente, te vas a sorprender de lo que hay en su corazón.

Valida sus emociones

Si el niño está triste déjale saber que está bien sentirse así y que lo entiendes. Comunícale que tú también has estado triste muchas veces, pero que podemos llevar esa tristeza a Jesús y Él nos puede ayudar a sentirnos mejor. Igualmente, podemos hacer si sienten ira o alguna otra emoción. Valida sus emociones y entiende que es un proceso de todos.

Comparte esperanza

Si eres su papá o mamá, tal vez sea bueno que le expreses que has estado triste y que se te ha hecho muy difícil pensar que ya el bebé no va a estar cerca; sin embargo, también compártele esperanza. Dile lo feliz que te sientes de tenerlo a él o a ella contigo. Dile cuán especial es y qué maravilloso regalo es ser su papá o mamá. Háblale del futuro y de cosas que van a hacer juntos. Háblale de que un día todos van a poder encontrarse con el bebé en el cielo. Cuéntale que él está bien allí, que está feliz.

Si eres parte de un ministerio de niños o perteneces a una red de apoyo para este tipo de familias, separa un momento para mirar al niño a los ojos y hablarle de lo mucho que Dios lo ama y cuánto cuida de él y de su familia. Compártele alguna experiencia en la que tuviste una pérdida y cómo Dios te dio esperanza en medio del proceso.

Sabes, aún hay momentos en los que tengo que sentarme con mi hijo a hablar sobre este tema y, cuando pasa, oro y le pido sabiduría al Señor. Él lo conoce mejor que yo y sabe la palabra precisa que necesita. Te animo a hacer lo mismo. Confía en que Él te capacitará para dejar una marca de bendición en la vida de uno de sus pequeños. Él está contigo.

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